UN LLAMADO A LA REFLEXIÓN
								
11 DE MARZO DE 2004
 
El 11 de marzo de 2004 prevaleció nuevamente la violencia en el mundo. Horribles
		explosiones
		en varios trenes de la ciudad de Madrid, España , provocaron la muerte de unas
		200
		personas e hirieron a miles. Al momento de escribir estas líneas se desconoce quienes
		son los responsable de este horrendo crimen contra la humanidad. El Gobierno
		español acusa a la ETA, otros mencionan a Al-Qaeda. Fuese quien fuese el
		responsable de estos actos, los mismos nos llevan a preguntarnos, ¿qué puede
		motivar a atacar y asesinar a personas inocentes? ¿qué ideal político o
		religioso puede justificar esta masacre?. Algunos podrían argumentar que estos
		atentados terroristas responden a muchos años de intolerancia y persecución. Pero
		aún así, ¿no es ese ejercicio de violencia un acto tan o más deplorable que la
		persecución o intolerancia que intenta denunciar?  
 
Como expresara el Dr. Luis Rivera Pagán en su excelente, y hoy más
		pertinente aún, Lección Magistral de la Cátedra UNESCO de Educación para la
		paz, dictada un día antes de estos eventos y titulada Ante el Terror y la
		Esperanza: apuntes sobre religión, guerra y paz:
 
"Se impone como necesidad vital para la paz y el bienestar de la humanidad, promover el diálogo intercultural e interreligioso y silenciar las confrontaciones estridentes y degradantes. De no seguirse esa perspectiva dialógica intercultural e interreligiosa corremos el peligro de promover y sacralizar la globalización de la violencia sagrada. Es preciso forjar senderos de diálogo, reconocimiento mutuo y respeto recíproco y, sobre todo, de vínculos de solidaridad y misericordia, entre las distintas religiosidades históricas. No es cuestión de irenismo superficial y cortés, de salón. Nada menos que el futuro de la humanidad está en juego."
 
Igualmente aplicable son estas palabras a la violencia política que nos
		ahoga. En España, y en el mundo entero, la violencia política cobra
		proporciones apocalípticas, que ponen en juego el futuro de la humanidad.
		Puerto Rico no es la excepción. Las reacciones provocadas por el veredicto de
		no culpables en el caso de la Procuraduría de la Mujer, veredicto emitido el
		mismo día de los actos terroristas en España, parecen validar el uso de la
		violencia como método aceptable para el ejercicio del derecho de libertad de
		expresión política. Los líderes absueltos señalan que volverían a actuar como
		lo hicieron y otros 
		correligionarios concluyen que, y cito, "...el pueblo está
		convencido de que la acción fue una legítima en defensa de la ciudadanía
		americana". Estas expresiones llevan el mensaje equivocado a nuestro
		pueblo de que el ejercicio de libertad de expresión es absoluto y que es válido
		ejercerlo aún mediante el uso de la fuerza y la violencia. Nada más lejos de la
		verdad. El derecho de libertad de expresión, aun  el de expresión política, no es un derecho absoluto, y el
		ejercer el mismo mediante la fuerza y la violencia, es contrario a la razón
		misma de su existencia.: la libertad y dignidad del ser humano.
 
Independientemente de las justificaciones que puedan esgrimir estos
		líderes para haber irrumpido violentamente en dicha oficina gubernamental, e
		independientemente de las razones jurídicas para el veredicto de no
		culpabilidad, la realidad es que la actuación agresiva y violenta de ese grupo
		no es un acto digno de emular. Aun cuando hayan  prevalecido en este caso, los líderes políticos acusados no
		deben ser llamados, ni mucho menos tratados, como héroes, ya que estaríamos
		glorificando la violencia y validándola como un mecanismo para  resolver nuestras diferencias. Nuestro
		pueblo, ya amargamente sumido en 
		la dolorosa angustia de tantas muertes sin sentido provocadas por la
		violencia del maltrato, de la droga y de la pobreza, no podrá sobrevivir a la
		glorificación de la violencia política. 
 
Los eventos del 11 de marzo ocurridos en España y en Puerto Rico, aunque
		muy diferentes y de magnitudes muy distintas, son reflejo de lo arraigada que
		está la violencia en el mundo y de cómo, a distintos niveles, los seres
		humanos continuamos utilizando la violencia para alcanzar nuestros objetivos,
		justificando su uso en el ejercicio de un derecho humano o constitucional. La
		glorificación de la violencia política que hoy vemos en Puerto Rico podría
		llevarnos, con los años o los siglos, a vivir el sufrimiento que vive hoy el
		pueblo español.  
 
¿Hasta cuándo continuaremos validando el uso de la violencia,
		física, verbal o emocional, como mecanismo para resolver nuestros conflictos
		como pueblo? ¿Cómo detener esta ola de violencia e intolerancia  que nos ahoga? ¿Es que acaso no
		aprendimos nada de la vida y luchas de líderes pacifistas como Martin Luther
		King, Mahatma Gandi, Desmond Tutu, Betty Williams, Rigoberta Menchú , Madre
		Teresa, entre muchas otras y otros? 
 
En señal de respeto y solidaridad a las víctimas de los actos
		terroristas en Madrid, reflexionemos sobre la violencia que amenaza a la
		humanidad. Evaluemos cuánto cada uno de nosotros aporta a incrementar esa
		violencia, y actuemos para corregir nuestros errores personales y colectivos.
		Tengamos la valentía de admitir nuestra responsabilidad ante el escalonado
		aumento  de intolerancia y de
		violencia. Hagamos, día a día, esfuerzos reales para erradicarla. 
 
Invito a los líderes políticos absueltos, y a todas y todos los líderes
		políticos y funcionarios de Gobierno, a reflexionar sobre los actos de
		violencia física, verbal y emocional en que han incurrido en su práctica
		política, independiente de la justificación que puedan esgrimir para los
		mismos. Los invito a un llamado de reflexión y de reconciliación para trabajar
		arduamente en la búsqueda de mecanismos no violentos para la solución de
		nuestras diferencias políticas, religiosas, personales y familiares. Como
		sabiamente dijera el Dr. Rivera Pagán...." es preciso forjar senderos de
		diálogo, reconocimiento mutuo y respeto recíproco y, sobre todo, de vínculos de
		solidaridad y misericordia ", si queremos proteger el futuro de la
		humanidad. 
 
 
Ivette González Buitrago
							
Abogada y Profesora en la UPR
Miembro de la Cátedra UNESCO de 
Educación para la paz de la UPR