Conversatorio:  Ante la nueva guerra, ¿puedo objetar?

Cátedra UNESCO de Educación para la Paz

Universidad  de la  Puerto Rico, Recinto de Río Piedras

Facultad de Estudios Generales

31 de enero del 2002

 

 Wanda Colón Cortés

Proyecto Caribeño de Justicia y Paz

 

 

Muy buenos días, gracias por estar aquí y gracias a la Cátedra UNESCO por esta  iniciativa.  Nos parece necesario destacar la urgencia de una evaluación crítica y objetiva sobre el militarismo y sus implicaciones. No entraré en detalles específicos como aspectos legales y clasificaciones para los objetores, pues entiendo que es terreno de  los compañeros exponentes.  Queremos  comenzar esta discusión definiendo brevemente la  lógica del militarismo, desde nuestra perspectiva, como organización que trabaja en la construcción de una cultura de paz.

 

Para los creyentes en la paz con justicia, el militarismo significa un sistema de dominación bélica, cuyo eje es el uso de la violencia para la resolución de los conflictos.  El modelo de organización militar es esencialmente anti-democrático, porque sólo una minoría decide por todos, sin que a nadie le quede otra alternativa que obedecer. La forma básica de organización está basada en la dominación y la sumisión.   El militarismo rebasa las Fuerzas Armadas, pues la organización, ideología y comportamientos militaristas, permea a toda la sociedad y a la cultura.

 

De esta manera, en la sociedad civil se refleja la imposición de la obediencia sobre la creatividad, la prepotencia sobre el respeto al otro, el machismo sobre las relaciones de igualdad y respeto entre los sexos. Se impone la violencia al diálogo en la solución de los conflictos, la sumisión a la responsabilidad,  y la autogestión y el autoritarismo  a la libertad.

 

Hacemos esta breve descripción de la lógica del militarismo pues entendemos que es de extrema urgencia desmitificar el militarismo, en aras de transformar un sistema que consume una cantidad extraordinaria de recursos humanos y económicos, en detrimento de las verdaderas necesidades humanas, tales como la salud, la educación y la vivienda, entre otras. El militarismo, a fin de cuentas,  sólo significa contaminación, pobreza, destrucción, dolor y muerte.

 

Como parte de este desmitificar el militarismo, tenemos pues que el militarismo y el servicio militar es contrario al derecho a la Libertad de Conciencia. La libertad de conciencia, es un derecho humano fundamental, que garantiza el desarrollo de la vida de las personas y de los pueblos de acuerdo a su idiosincrasia. Por lo tanto la Objeción de Conciencia es una expresión del derecho fundamental a la libertad de conciencia.

 

Definamos la Objeción de Conciencia. La Objeción de Conciencia es entendida como una postura ética, colectiva y política de no-colaboración con los instrumentos que utiliza el militarismo: las fuerzas armadas, el servicio militar, los gastos militares y el uso de la violencia para resolver los conflictos. La Objeción de Conciencia es una opción política de no-colaboración con cualquier sistema basado en la dominación mediante la violencia, contra el ser humano y  el entorno natural. Muchos objetan la conscripción obligatoria y se oponen a la guerra por un principio de humanidad, porque les repugna la idea de matar o de aprender técnicas para ello – como son las prácticas de tiro, aprender a usar armas, que solo tiene el fin de matar-.  Muchos objetan pues su conciencia les impide matar o ejercer violencia sobre otro ser vivo, o porque descubren que el ejercito se vuelve incluso en contra de su propio pueblo.

 

El derecho a la Objeción de Conciencia se convierte en el fundamento para negarse a entregar ni un sólo año de vida a la institución militar. El servicio militar ofrecerá algo mas “que la oportunidad de crecer” y de “ser todo lo que quieras ser”, la finalidad del  servicio militar es el adoctrinamiento ideológico. Si eres de los que te cuestionas la realidad y el porque de las cosas, si el sistema te parece injusto o si sólo te gusta hacer preguntas, el Servicio Militar se encargará de “aterrizarte”, y entregarle a la sociedad un buen ‘ciudadano’, ‘un hombre o mujer hecho y derecho’, que significa un ser sumiso, obediente.

 

 Hay que reconocer que el sistema de educación y los medios de comunicación promueven la militarización de nuestra sociedad, relacionan valores como el orden y la disciplina a lo militar. Exaltan el progreso científico-técnico como uno en función de la destrucción masiva. Mitifican el espíritu de sacrificio a nombre de la “democracia” y de la mal llamada “seguridad nacional”, entendemos que la verdadera seguridad debe ser la seguridad humana.

 

En Puerto Rico, a pesar del carácter “voluntario del servicio militar”, que no es tan voluntario, pues se requiere a todo varón que al cumplir los 18 años de edad, se registre en el servicio selectivo. Decíamos que a pesar del carácter voluntario, las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos desarrollan agresivas campañas de publicidad, dirigidas al reclutamiento de los jóvenes. Para cumplir sus objetivos utilizan los medios masivos de comunicación – radio, prensa, televisión, cine- para proyectar una imagen positiva de la actividad militar. Con glamorosas consignas de: “se lo que quieras ser”, “hazte de un futuro, de una carrera, viaja a distintos países, conoce gente interesante”, los reclutadores no instruyen, no hablan sobre las posibles alternativas de estudio o trabajo, los reclutadores no explican en que medida la participación en los procesos militares puede ser contraria a nuestras raíces culturales y morales, tampoco se les dice que el 80% de las profesiones militares, no tienen aplicación en la vida civil.

 

El joven puertorriqueño ve en las Fuerzas Armadas estadounidenses, una alternativa al desempleo, una puerta de escape a situaciones personales, familiares. Puerto Rico es la primera plaza de reclutamiento de todos los Estados Unidos. Cada año se reclutan sobre 3 mil jóvenes puertorriqueños para las fuerzas armadas. Reclutamiento que se hace ofreciendo mediante el engaño, viajes, aventuras y empleos. El “mercado” del reclutamiento son nuestros jóvenes que desde antes de graduarse de escuela superior reciben en sus escuelas las orientaciones sobre las “maravillosas alternativas y oportunidades”  que les ofrece las fuerzas armadas. Es importante destacar que nuestro acercamiento a las escuelas, para contrarrestar la información de los reclutadores, es obstaculizado y solo se da cuando un maestro/a nos invita a dar una charla en su salón, lo que significa que esa apertura que tienen para los reclutadores no es la misma para orientaciones como las nuestras.

 

 El militarismo ha tenido un alto costo social, político, ambiental y cultural, que impacta directamente a la niñez, a la juventud y a la sociedad en general.  Veamos algunos datos sobre el militarismo en Puerto Rico, que nos dan una idea clara, de la magnitud del impacto de esa presencia militar:

 

 

 

 

Les invitamos a trabajar unidos y unidas en la construcción de una Cultura de Paz.

 

NO A LA GUERRA,  SI A  LA PAZ

 

PAZ PA’ VIEQUES