Buenos días a todos. Voy a hablar de los pescadores y de la desobediencia civil. Además, estoy seguro que muchos de ustedes deben tener la preocupación de qué creemos los viequenses sobre el referéndum y una serie de cositas que están sucediendo por ahí. No quiero irme de aquí sin dejar el sentir, el verdadero sentir de nosotros los viequenses sobre este asunto.
Mucha gente pensará que yo estoy en esta lucha porque llegué los otros días, o que mi lucha en contra de la presencia militar empezó hace 25 ó 26 años atrás cuando me enfrasqué en peleas callejeras con los marinos, o en el 1978, cuando empezamos los pescadores a retar a la Marina en alta mar. Pues mi lucha en contra de la presencia militar en Vieques empezó a la edad de 4 años. En el 1940 yo tenía 4 años. Aquí la historia se está repitiendo. Ahora están hablando de buscar un comisionado para que sirva de intermediario entre Vieques y la presencia militar o la Marina. Hace unos años, como para el 80, también la Marina tuvo un oficial de relaciones públicas que tenía que bregar entre lo militar y lo civil. No sé si muchos recuerdan a Alex de la Cerda. Para aquel entonces, en el 40, la Marina tenía también un intermediario que, a lo mejor lo estaba haciendo de buena fe, pero seguía al son de la Marina, de lo militar y del gobierno de los Estados Unidos. Era el que tenía que llevar el mensaje a todos los viequenses, los que vivían en la parte este y los que vivían en el oeste , de que iban a ser expropiados de sus tierras.
Esa noticia llega al área del Barrio Martínez en la parte oeste que vivía mi madre. Mi madre era divorciada de mi padre. Solamente yo vivía con mi madre y en ese entonces tenía 4 años de edad. Llegó este señor, Don Manuel Portela y le dice a mi madre que la Marina acababa de comprar el predio de terreno donde ella estaba viviendo. Ella le dice: “Pero si yo no he negociado con nadie, yo no vendo, no le he vendido a nadie”. Y él le dijo: “pero la Marina acaba de comprar tu terreno y te tienes que ir en 24 horas.” Le entregó un papel con cuatro números que eran los cuatro números que estaban en la parte que le dicen Santa María donde lo que había era ganado, animales y caña. Ahí habían unos cuatro palos, con esos cuatro números que le habían dado a mi madre. Ella tenía que irse de ahí a buscar entre el pastizal, a ver si encontraba las estacas con esos cuatro números y ahí ella se iba a ubicar. Pero lo triste del caso es que cuando a ella le dijeron eso, ella dijo que no lo creía e hizo caso omiso.
La mayor parte de la gente que expropiaron en la isla de Vieques, casi ninguno de ellos sabían leer y escribir. Lo que ponían era una cruz, cuando la Marina le entregaba un papel quitándole su propiedad. Para sorpresa de mi madre, al otro día de haberle dicho este señor que tenía que mudarse en 24 horas, aparece una bulldozer de la Marina y comienza a tumbar la casa de mi madre que era en madera. No era una cosa del otro mundo, pero era nuestra casa. Para mi, el bulldozer era un juguete bien grandote. Tenía 4 años. Mi mamá salió corriendo a un camino, porque no habían en ese entonces carreteras buenas. En un momento dado, yo noté cierto nerviosismo en ella, la miré y estaba llorando.
En eso llegó un señor que se llamaba Don Polito Cruz. Cuando ya habían tumbado la casa de mi madre, él le dice: “¿qué vas a hacer ahora?”. Ella le dijo: “No sé, yo no tengo esposo, tengo este niño de cuatro años, yo no sé que voy a hacer”. El le dijo: “hasta el día de hoy yo soy barbero”. Nos regaló una barbería, de esas que habían antes en los campos que eran de 8 x 8 pies cuadrados. Unos hombres la montaron en un camión y la llevaron al bario Santa María. Le ayudaron a mi mamá a conseguir las cuatro estacas con los números y allí la ubicaron. Allí viví yo hasta la edad de 12 años. Mi madre se encargó de que eso nunca se me olvidara. No voy a seguir con esta historia porque no me gusta, pero así es como yo empiezo a sentir la bota militar en nuestra isla de Vieques. Como dijo Roberto Rabín en su ponencia, David Sanes no ha sido la única víctima, ni la primera víctima como ha tratado de hacer ver la Marina, el gobierno de los Estados Unidos y los políticos en Puerto Rico al resto del pueblo puertorriqueño cuando dicen “la primera víctima”.
Pero vamos a los pescadores. En el 1977, nosotros los pescadores de Vieques nos vemos obligados a llevar un caso en contra de la Marina a los tribunales federales, porque la Marina nos botó 131 nasas en una noche. Es importante entender que ellos han estado haciendo estos ejercicios por muchos años. Quisiera agregar que los barcos militares pasan por el banco de pesca más fructífero que tenemos. La nasa es una trampa que se hace con alambre y madera. Lleva una soga para tirarla al fondo del mar. Si está a una profundidad de 90 pies le tenemos que dar 100 pies de soga. Arriba lleva unas boyas. Cuando una embarcación le pasa por encima a esas boyas y cogen la soga con la hélice y la hélice es pequeña, sencillamente les va a parar la embarcación. Si la hélice es grande y la embarcación tiene bastante poder, parte la soga. Una vez que parte la soga, no se puede encontrar la nasa, porque la idea de la soga y la boya es para usted identificar la nasa y al tercer o cuarto día ir a sacar sus nasas para sacar su pesca. Ese mes de junio, nos botaron 131 nasas en una noche. Las embarcaciones militares, cortaron la boya con la hélice. Una nasa cuesta alrededor de $100 construirla con todo listo para pescar. Para aquel entonces costaba alrededor de $89. No es el valor de la nasa solamente, es que una nasa cuando va al fondo del mar, si es relativamente nueva, puede estar en el fondo del mar alrededor de 6 meses sin deteriorarse. Le hicimos un llamado al Departamento de Recursos Naturales para que hiciera un estudio para ver cuánto podía capturar una nasa mensualmente en este banco de pesca donde la Marina nos destruyó las 131 nasas. Conclusión: que podía coger entre 200 a 250 libras de peces y langostas mensualmente. En algunas áreas de pesca podía coger más. Una vez que esta nasa se queda en el fondo del mar, se queda matando todo lo que le entra. Mata más de lo que mata cuando usted la echa, porque a medida que va cogiendo la pesca cada par de días ya el pez empieza a morir, y le sirve de carnada al que está fuera. Esto se convierte en un círculo vicioso, entrando pez y muriendo pez, langosta y todo lo que entra. Si una sola nasa puede capturar 200 a 250 libras mensuales, imagínese cuánto mataron 131 nasas que fueron destruidas en una sola noche. A través de los años la Marina viene haciendo esto. El daño es totalmente brutal en las áreas de pesca alrededor de la isla de Vieques.
Para febrero de 1978, a la Marina se le ocurre llevar la fuerza de la OTAN a hacer maniobras en Vieques. Nosotros hicimos una visita a Roosevelt Roads y hablamos con el Almirante Robert Flannagan. Le explicamos que al llevar a cabo este tipo de actividad en Vieques, iban a destruir prácticamente toda la pesca en el área. Las maniobras se iban a realizar por 21 días consecutivos, las áreas iban a ser restringidas prácticamente por toda la isla de Vieques. Nosotros preguntamos qué ibamos a hacer los pescadores y nos dijeron: “Mira, nos costó mucho dinero traer las fuerzas de la OTAN a Vieques. Ustedes los pescadores pueden ir a las oficinas de cupones de alimentos en Vieques, en lo que nosotros llevamos a cabo nuestros ejercicios.” Yo le dije, "por primera vez, van a tener problemas por la presencia de la Marina en Vieques.” Imagínese, este pescador ir a decirle a un Almirante de la Marina, que la Marina iba a tener problemas en Vieques. Prácticamente se me rió en la cara. Esta reunión con él fue el 1 de febrero.
Para el 6 de febrero, los pescadores habíamos reunido 40 embarcaciones de 16 a 18 pies. Invitamos a unos cuantos pescadores mayormente de Puerto Rico y llevamos alrededor de 60 lanchas en total. Ya había salido en toda la prensa del país, que ellos iban a hacer un desembarco en un tiempo record, que iban a desembarcar 25,000 marinos en 30 minutos. Esta actividad fue el 6 de febrero de 1978, empezando los desembarcos a las 7:00 de la mañana. A las 6:00 de la mañana, estábamos los pescadores en el área de desembarco también y los esperamos. Les tengo que admitir que, por ser nuestra primera experiencia estábamos preocupados. Quizás muchos tenían miedo, pero era un derecho que teníamos de defender nuestras aguas, era un derecho de defender nuestra tierra, era un derecho de defender a Vieques sobre todas las cosas. Cuando fuimos a la mar pensamos en que bombardeaban, que destruían la tierra, pensamos que nos estaban atropellando, pensamos que nos tenían en una cárcel - la cárcel más grande del mundo es Vieques. Teníamos todo esto en la mente aquel 6 de febrero. Ustedes dirán, ¿cómo es posible que hayan podido parar el desembarco?, pues paramos el desembarco. Nos acordamos de junio del 1977 cuando con sus hélices destruyeron 131 nasas. Entonces, nosotros utilizamos el mismo método que ellos utilizaron para destruirnos nuestras nasas, para pararle sus embarcaciones Esta vez las sogas con las boyas tenían una cadena en el medio. Empezamos a tirarle soga a la boya y ellos empezaron a pasarle por encima pensando que eran nasas o cualquier otra cosa que podían destruir, pero una vez que cogían la soga como no tenían el peso de la boya no la podían partir. Lo que seguía era atrayendo la soga hasta que traía la cadena y ahí se acababa el evento. Ahí se paraba la embarcación. No pudieron desembarcar ni un solo marino y paramos el desembarco de unas 20 lanchas.
No tiraron más ninguna al agua, porque pudieron entender que todavía teníamos suficientes lanchas listas y suficientes sogas y cadenas para parar el desembarco que se iba a llevar a cabo en su totalidad. Nos llenamos de valor. Había un bombardeo en la parte este, en lo que ellos llaman ejercicios combinados. Los pescadores me dijeron, “Carlos, están bombardeando la parte este y no están tan lejos de nosotros.” Yo respondí rápidamente: “ bueno, más voluntarios” y nos llevamos 12 embarcaciones. Llegamos al área de bombardeo, pegamos las lanchas a la orilla y salimos corriendo de las lanchas. No pensamos en si podíamos morir o no porque estaban bombardeando con bala viva. Cuando nos vieron del puesto de observación, informaron inmediatamente a los aviones que habían civiles interfiriendo con los bombardeos. Pararon los bombardeos también en ese día. De ahí en adelante, nosotros, desde el 1978 al 1983, detuvimos los bombardeos y ejercicios militares 38 veces. La Marina se cansó, nos envió a la cárcel a unos pocos.
En 1979 enviaron a la cárcel a 71 personas. En 1980 me detuvieron por primera vez pernoctando en el área de tiro. Me enviaron a la Base Naval Roosevelt Roads y me soltaron. A la semana paramos otro bombardeo. La Marina decide arrestarme de nuevo. Esta vez me enviaron al presidio estatal. Del presidio estatal me enviaron a Atlanta y de Atlanta me enviaron a Kentucky. Finalmente, cuando me sacaron de Kentucky, ya a las dos semanas estaba ejerciendo el derecho que tenemos de vivir en paz, deteniendo los bombardeos una vez más. Tengo que señalar, como dijo Miriam Sobá, que en todo eso, no podría retirarme de aquí, sin plantearle a ustedes el papel tan importante que jugó la mujer y ha jugado en esta lucha. Fíjese que nosotros normalmente, la gente de Vieques somos medios regionalistas, pero aquí fue la mujer puertorriqueña porque Vieques es Puerto Rico y Puerto Rico es Vieques. Los jóvenes también jugaron un papel bien importante. Ese fue uno de los errores que cometió la Marina. En una ocasión que me detuvieron y me enviaron a la cárcel, un grupo de pescadores llegaron tristes a mi casa donde mi esposa que estaba encinta y le dicen: “Aleida, se llevaron a Carlos preso”. Ella contestó: “pues”. “Es que no sabemos que vamos a hacer de ahora en adelante.” Ella dijo: “Bueno, déjame buscar debajo del mattress. Yo creo que allí había una actividad que estaba planificada.” Ella fue y buscó debajo del matress. Se había planificado una de las actividades más impactantes que se ha hecho en la isla de Vieques. No sé cuántos aquí participaron, u oyeron de una vez que habían unos ejercicios combinados del ejército de Venezuela con la Marina de los Estados Unidos en una playa que le llamaban Caracas, (ellos ahora le pusieron Blue Beach). La esposa mía les dijo: “Mira esto está aquí. Así es que váyanse, preparen la gasolina para las embarcaciones, preparen todo que vamos a bajar a la Asociación de Pescadores esta tarde para planificar, porque esta actividad tiene que empezar a las 4 de la mañana.” Y se fue con cinco mujeres más, reunió los pescadores, preparó todo. Se metieron en medio de los dos ejércitos con 200 personas. Los marinos salieron corriendo cuando se empezó a cantar La Borinqueña. Esto fue dirigido por mujeres. Han jugado un papel bien importante.
Esta ha sido la situación con los pescadores. Los pescadores todo el tiempo han sufrido los embates de la Marina. En ocasiones salían pescadores a llevar sus nasas, gente pobre salían a elevar sus nasas y cuando llegaban al área no las encontraban porque habían sido destruidas por los barcos de la Marina de Guerra de los Estados Unidos y llegaban de nuevo a la orilla con sus caras tristes. En ocasiones casi tenían ganas de llorar, porque ellos iban a buscar el sustento de su familia y se tropezaban con que su equipo había sido destruido. Eso nos obligó a nosotros a tirarnos a la mar a retar a la Marina, independientemente de las consecuencias. Como hoy la desobediencia civil en los campos de tiro. Cuando llegamos nosotros al Monte David, que fuimos los primeros en llegar allí, hicimos un compromiso con este pueblo, el pueblo puertorriqueño, de que allí no se iba a tirar ni una bomba más y que la Marina tenía que irse de Vieques. Ese compromiso continúa independientemente de cuales sean las negociaciones del gobierno de Puerto Rico y la Casa Blanca. Negociaciones que han sido hechas en cuartos oscuros. Nosotros los pescadores, nosotros el pueblo de Vieques, maestros, religiosos, todos los sectores y todos aquellos campamentos que están allí nos vamos a mantener hasta tanto la Marina se vaya de la isla de Vieques y no se tire ni una bomba más.
Ahora se está hablando de un referéndum. Es bueno señalarle, para aquella gente que tiene duda y dice:“¿pues, de qué protestan los viequenses?”. Mire, la isla de Vieques tiene 33,000 acres de terreno y de esas 33,000 acres la Marina controla 26,000 con una base militar en la parte oeste de la isla con 127 depósitos de bombas con todo tipo de explosivo vivo. En la parte este, es donde tienen el área de bombardeo. Nosotros los viequenses estamos en 7,000 cuerdas en el mismo centro de estas dos bases. En cualquier parte de los Estados Unidos y en el mundo entero le llamarían un campo de concentración. Por eso les dije que Vieques es la cárcel más grande del mundo. Allí no hay absolutamente nada. Además nosotros perdemos nuestros niños a la edad de 18 años. Ustedes dirán, “pero, ¿porque?” Pues porqué allí no hay ni siquiera un colegio, ni una universidad. Tienen que venir a la Isla Grande a prepararse y una vez que terminan sus estudios, ¿qué tienen que ir a buscar a Vieques? La tasa de desempleo en Vieques está al 60%, casi el 70% de la población vive de los cupones de alimentos. No hay nada para nuestros jóvenes, se ha convertido en una isla de gente retirada.
El problema de Vieques es un problema de Vieques. ¿Cómo es entonces que se fue a hablar de un referéndum? ¿Para determinar si queremos más cáncer? ¿Si queremos más bombardeos? ¿Si queremos que nos maten hoy o que nos maten mañana; de aquí a tres años o el resto de la vida? Eso no tiene ningún valor. Nosotros no vamos a permitir de ahora en adelante que nadie, absolutamente nadie, siga haciendo negociaciones tras bastidores a nombre del pueblo de Vieques. El gobierno lo hizo, el gobierno nos engañó en octubre 11, nos ha estado engañando durante todos estos años. La Marina nunca ha cumplido. Se habla aquí de un referéndum. ¿En qué momento, si alguien aquí recuerda, la Marina ha cumplido con una de las consultas que se ha hecho en Puerto Rico? Nunca. ¿Qué garantías tenemos de que se va a cumplir con la consulta que se lleve a cabo? Una de las cosas que no entienden los americanos es que la lucha del pueblo de Vieques es una lucha de principios y de moral, de derechos humanos. Con la moral, los principios, la vergüenza de un pueblo, eso no se puede jugar en una consulta. El único pecado que hemos cometido aquellos que hemos estado presos y que estamos en esta lucha es defender nuestra patria, defender la tierra que nos vio nacer. Por esa tierra y por esa patria nosotros nos vamos a quedar en el campo de tiro hasta las últimas consecuencias. ¡Vieques sí, marina no!