Desarrollo humano y tortura

Dr. Antonio Martínez*

*El autor es psicólogo de origen puertorriqueño. Es Director del Centro Marjorie Kobler para el Tratamiento de Víctimas de Tortura. Recibió la distinción Cátedra UNESCO que otorga el Recinto de Río Piedras. Presentará la Segunda Lección Magistral Cátedra UNESCO de Educación para la Paz: Hacia una visión sistémica de los derechos humanos y sus implicaciones para la paz: Agenda para Puerto Rico, el 12 de marzo de 1998 en el Anfiteatro 1 de la Facultad de Estudios Generales del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico.

 

La ecología del desarrollo humano

Un sacerdote aborigen que fue torturado en Australia dijo: "Si vienes a ayudarnos porque sientes pena por nosotros y nos percibes como víctimas impotentes, por favor, no vengas. Pero si viniste porque tu propia liberación está íntimamente relacionada con la nuestra, entonces, por favor, ven y caminaremos mil millas juntos". Todos somos Judíos. Todos somos Guatemaltecos. Lo que le pasó a ellos nos puede pasar a nosotros--- y nos pasará si no trabajamos para detener la tortura.

Para entender cómo la tortura afecta el desarrollo humano tenemos que entender lo que significa tortura y lo que significa desarrollo humano.

La tortura es la destrucción sistemática de la persona, familia, vecindario, escuela, trabajo, organizaciones formales e informales y la nación, con el propósito de controlar a una población que el estado percibe como peligrosa.

El propósito de la tortura es controlar a la población. Generalmente se manifiesta en el contexto de una campaña de contrainsurgencia. La tortura ocurre más frecuentemente en sociedades donde existe extrema inequidad en la distribución de la riqueza, el poder y la información. Inmoviliza a la persona, a la familia y a la comunidad mediante la destrucción de su capacidad para ejercer el poder.

Los sistemas que involucran tortura son los mismos sistemas que tienen que ver con el desarrollo humano. Los microsistemas, incluyen a la persona y a la familia; los mesosistemas incluyen familia/escuela/ y el grupo de pares de los niños, y familia/escuela y vecindario en el caso de los adultos; el exosistema incluye organizaciones no gubernamentales; y el macrosistema incluye patrones ideológicos y prácticas que dan consistencia a todos los otros sistemas más pequeños.

El desarrollo humano es un proceso continuo mediante el cual la persona aprende sobre sí misma y sobre el ambiente. Este aprendizaje implica la capacidad de mantener, adaptar y cambiar el ambiente. Central al desarrollo humano son los aspectos de apoyo mutuo y poder.

La tortura es la peor experiencia que un ser humano puede sufrir y sobrevivir. Cuando una persona es torturada la experiencia y los torturadores se convierten en el foco de toda la atención del sobreviviente. La vida de la persona torturada se convierte en una menos diferenciada, desde el punto de vista del desarrollo. Todo se filtra a través del "lente" de la tortura. Con frecuencia los sobrevivientes dicen: "El torturador vive dentro de mí".

Los sobrevivientes ven a sus torturadores en las personas con que se confrontan en su vida diaria. Exageran las manifestaciones de conducta opresiva que aún permanece en cada uno de nosotros tales como el racismo, sexismo y clasismo y, mediante la exageración de estos rasgos, ellos ven a sus torturadores en cada uno de nosotros. Esta dinámica refleja asuntos que deben ser atendidos en las relaciones terapéuticas.

Los torturadores tienen la capacidad de inmovilizar a sus víctimas mediante los síntomas que permanecen en las víctimas de la tortura. Los síntomas incluyen síndrome de estrés, síndrome de tortura y sentido de culpa. Los sobrevivientes están constantemente luchando contra recuerdos recurrentes y dolorosos de su tortura... no pueden dormir por las pesadillas y tienen miedo de asociarse con personas que les recuerden el trauma... no se pueden concentrar ni ejercer poder, ni formar alianzas con otras personas. De modo que los torturadores paralizan y neutralizan políticamente a los sobrevivientes. La tortura se diseña científicamente para destruir la personalidad de la víctima, incluyendo su capacidad para ejercer el poder, lo que es una parte importante y vital de la personalidad.

El próximo nivel sistémico en el que ocurre el desarrollo humano, el microsistema...es la familia. El rol tradicional de la familia es el de la socialización; proveer amor mutuo y afecto. La familia es un contexto importante para el desarrollo humano. La familia se divide en sub-sistemas: todas las familias tienen un orden jerárquico conforme al cual se resuelven asuntos relacionados con los límites, la comunicación, el amor y la protección.

¿Qué le ocurre a una familia cuando se secuestra a uno de sus miembros, se le asesina o tortura? Con frecuencia los torturadores secuestran a un miembro del subsistema de los adultos, quien tiene un rol jerárquico alto en la familia. Los adultos toman las decisiones importantes que afectan la vida en familia. En las familias nucleares, la madre y el padre, junto a otros adultos, forman esa alta jerarquía. En las familias extendidas, otros adultos como los abuelos, tíos y tías también forman parte de ese alto subsistema jerárquico.

Cuando se secuestra a un miembro de la jerarquía de la familia, el sistema se colapsa repentinamente. Donde había dos o tres para tomar decisiones importantes y asumir responsabilidades, ahora solamente hay uno o dos.

A los familiares de los sobrevivientes de tortura se les inflige dolor, terror, trauma y depresión y están confundidos en su proceso de luto porque en la mayoría de los casos no tienen el lujo de un cuerpo sobre el cual llorar. Bajo estas circunstancias, se experimenta fatiga emocional y desplazamiento de energía y se hace extremadamente difícil mantener una relación de familia normal.

Usualmente uno de los niños mayores sustituye en la jerarquía de la familia a la persona desaparecida. Se le adjudican funciones de paternidad y se le roba su niñez. El padre sobreviviente está en tal estado de dolor que no puede mantener los límites saludables de su rol que impedirían que el hijo o hija se involucre en la toma de decisiones que corresponden al mundo de los adultos.

Otra consecuencia trágica de la desaparición de la jerarquía de la familia es la disminución de la capacidad del resto del subsistema familiar para proveer cuidado emocional y sostén al subsistema de los niños en el momento en que más lo necesitan. Si el padre sobreviviente está deprimido, con dolor, aterrorizado e inmerso en una cultura de silencio y opresión, él o ella no puede dar el amor, afecto y sostén y explicación de la situación que necesitan desesperadamente los niños de modo que puedan confrontar con éxito el trauma.

Las experiencias de los Guatemaltecos Juana y Felipe ilustra cómo se destruye el microsistema. En Guatemala, Juana y Felipe eran organizadores comunitarios. Ellos se preocupaban por la lamentable situación de los niños de su vecindario, que según ellos no tenían niñez. Juana y Felipe decidieron hacer algo y organizaron un club de niños. Aproximadamente trescientos niños contribuían un centavo a la semana a un fondo colectivo con el cual se llevaban a cabo actividades. En diciembre, el club organizó una fiesta de Navidad y obsequiaron un regalo a cada niño. Con los fondos recogidos y con los donativos de los comerciantes y otros adultos preocupados, Juana y Felipe compraron pequeños juguetes, dulces y refrigerios para los niños. Cuando solicitaron permiso a las autoridades militares locales para cerrar la calle, se les negó. Las autoridades dijeron que solamente los militares estaban autorizados a organizar fiestas para los niños pobres. Este es un ejemplo del totalitarismo de la sociedad Guatemalteca.

Juana y Felipe siguieron adelante con sus planes de todas formas. Varios meses más tarde los soldados regresaron a su casa una noche, tumbaron la puerta y violaron a Juana frente a Felipe, a la madre de Juana y a los niños de seis y nueve años. Luego le dieron una paliza a Felipe y lo arrastraron fuera de su casa hasta una guagua. José, el hijo de nueve años recuerda haber corrido detrás de la guagua y ver a su padre diciéndole adiós a través de la ventana trasera. Hasta el día de hoy, el padre es uno de 60,000 Guatemaltecos desaparecidos.

Este brutal evento afectó todas las funciones de esta familia. Donde antes había dos administradores de una familia, padre y madre, ahora hay solamente una. Juana estaba traumatizada, deprimida, aterrorizada e incapaz de llevar a cabo las funciones de la jerarquía de la familia a un nivel saludable. Un asunto constante y debilitante para Juana era la culpa que sentía porque ella no gritó ni luchó mientras los soldados la violaban. A un nivel intelectual ella sabía que no haber luchado y gritado le había salvado la vida y la vida de sus hijos. Sin embargo, al nivel emocional se sentía sucia y tremendamente culpable por haber sobrevivido. En un sentido, su vida se había detenido en el momento de la tortura. Esta lucha interna era emocionalmente devastadora y dañaba su habilidad para proveer sostén a sus hijos cuando más lo necesitaban.

Muchas veces Juana estaba llorando cuando los niños llegaban de la escuela. Ella les decía que no estaba llorando; que tenía polvo en sus ojos. Más adelante, por medio de terapia de familia, se descubrió que los niños estaban bien conscientes del estado emocional de su madre y le demostraban que creían su explicación para no preocuparla aún más. Este es un ejemplo de niños asumiendo el rol paterno. Los niños de Juana estaban haciéndose cargo del bienestar emocional de ella, cuando Juana debía estar a cargo de la vida emocional de ellos. Los niños no eran capaces de comunicarle que ellos también estaban viviendo un profundo dolor. En una sesión el niño más pequeño dijo que estaba triste porque su padre no le había dicho adiós. El creía que eso significaba que su padre no le amaba. Las sesiones de terapia le permitieron a Juana ser de apoyo a sus hijos y explicarles porqué su padre no se despidió y cuánto le amaba.

Podemos observar los efectos de tortura al nivel mesosistémico--- la escuela/familia/grupo de pares. ¿Cuáles son las consecuencias de que a un niño se le diga que mienta a sus amigos cuando le pregunten dónde está su padre? "Diles que está en Méjico o en los Estados Unidos." ¿Cuál es el efecto cuando los maestros se refieren a la disidencia como un acto criminal? ¿Cuál es el efecto de combinar estas dos dinámicas en una familia cuya vida emocional ya está colapsada? Es necesario reconocer que cuando un niño continuamente enfrenta traumas en todos los escenarios significativos en su desarrollo, esa interacción contribuye a extender la victimización.

Las mismas consecuencias en el mesosistema pueden observarse en los adultos. ¿Qué ocurre a los sobrevivientes cuando están traumatizados en los tres escenarios más importantes de su desarrollo---empleo, familia y vecindario? El efecto acumulativo de la interacción de las experiencias traumáticas es devastador. Por ejemplo, cuando se rapta a una persona, otros miembros de su familia pueden ser despedidos de sus empleos. Los vecinos, por miedo a las consecuencias que pudieran sufrir ellos o sus familias, aíslan a la familia de la víctima. El sentido de comunidad y la capacidad de ejercer poder se destruyen. Los torturadores han diseñado científicamente sus métodos para promover la desintegración del vecindario. La metodología se concentra en destruir las alianzas, destruyendo la confianza, el liderato, la comunicación y la solidaridad.

En el nivel de exosistema están las organizaciones que afectan la vida de las personas. Esto incluye a la policía, la milicia, las cortes, el gobierno, el sistema de salud y los medios de comunicación. En algunos casos, incluye también organizaciones no gubernamentales que abogan por los ciudadanos tales como el Comité Coordinador de las Viudas Guatemaltecas (CONAVIGUA) y el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM). Sin embargo, la persona normal siente que no tiene el poder de influir en estas organizaciones.

Estas organizaciones afectan las vidas emocionales, prácticas y cognoscitivas de los sobrevivientes. Cuando las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina piquetearon el palacio presidencial dos veces en semana, incrementaron con ello el sentido de bienestar de amplios sectores de la sociedad Argentina al recordarle al pueblo que alguien estaba luchando contra las torturas y desapariciones. Ellos probaron que los torturadores no eran capaces de callar a todos los Argentinos o controlar totalmente a la sociedad, y que había esperanza. Este grupo de valerosas mujeres--- que eran como cualquier otro miembro de la sociedad---se tomó la iniciativa de enviar el mensaje de que no serían inmovilizadas. Otro ejemplo de este fenómeno es el efecto que tuvo el Premio Nobel otorgado a Rigoberta Menchú en el pueblo Guatemalteco, en los Estados Unidos y en otros países.

El último sistema es el macrosistema, en el que los torturadores crean una cultura nacional de silencio. Esta cultura del silencio se manifiesta en una aceptación nacional de la idea de que la mayoría no tiene nada que decir sobre su destino---que las personas son objetos en lugar de sujetos de su historia. La marginalidad y la pobreza son dinámicas del macrosistema que contribuyen a la cultura del silencio. Por ejemplo, cuando Pablo Freire comenzó su labor de organización en Brasil, pidió a un campesino su opinión y este respondió: "¿Por qué me preguntas a mí? Yo soy solo un estúpido campesino." Este es un ejemplo de la cultura del silencio.

Los torturadores manipulan el macrosistema de forma deliberada. En Argentina, por ejemplo, los militares colocaron enormes letreros que leían: "Son las 10:00PM. ¿Dónde está su hijo?" En la ilustración, la sombra de un niño reflejada en una pared formaba la silueta de un guerrillero sosteniendo un rifle. La implicación es que la disidencia social es un problema de familia, que los jóvenes son rebeldes porque sus padres no les proveen buena educación y que no hay nada malo con el orden social.

Debido a que la tortura afecta la vida de las personas a numerosos niveles, el tratamiento a los torturados debe ser multisistémica. Cuando concebimos el tratamiento de esa manera, descartamos la noción de que solamente puede ser provista por profesionales. En su lugar, nosotros vemos el tratamiento como algo que los sobrevivientes tienen la capacidad de proveerse a sí mismos. Las personas estaban curándose entre sí mucho antes de que existieran las clases profesionales.

No hay poción médica, sicológica o mágica que pueda devolver a las víctimas de la tortura a donde ellos estaban antes de ser torturados. La tortura es una experiencia devastadora y no se puede deshacer lo que se ha hecho. No podemos devolver los esposos, los niños, las esposas y las comunidades devastadas por las masacres. Una cosa que sí podemos hacer es, sin embargo, identificar las áreas de fortaleza que puedan ayudar a los sobrevivientes y a nosotros mismos a poner esa terrible experiencia en un contexto apropiado. Los sobrevivientes de la tortura deben ser capaces de decir: "Voy a colocar esta experiencia en una hermosa caja dorada en el jardín de mi vida. Alguna vez, cuando me sienta bien seguro, iré a ese jardín, abriré esa caja dorada y sacaré la experiencia y la usaré como herramienta para luchar contra el opresor. No fuiste capaz de controlarme. Estoy luchando. Estoy luchando con mi comunidad."

Necesitamos enfocarnos en las fortalezas. Por eso nos enfocamos en los sobrevivientes y no en las víctimas. Necesitamos comprender que están mostrando reacciones normales a un sistema corrupto. Necesitamos ayudar a la liberación en una sociedad extremadamente opresiva. Necesitamos mirar al tratamiento en el contexto de una relación de ayuda de modo que no reproduzcamos relaciones autoritarias y coloniales. A todos los niveles, desde los miembros del personal hasta los clientes, necesitamos estar conscientes de estas dinámicas.

El tratamiento también debe tener una base comunitaria. Es la responsabilidad de una comunidad enfrentar el problema porque es una minoría dentro de esa comunidad---los opresores---quienes causaron el daño a los sobrevivientes y al resto de nosotros. Los sobrevivientes necesitan ver que la comunidad responde a su reclamo.

El tratamiento debe ser interdisciplinario. Hay tres niveles de importancia: el manejo de caso, la intercesión y la atención clínica. Al nivel cínico, hay un rol para diversas profesiones como la psicología, psiquiatría, medicina interna, medicina de familia, pediatría, cirugía reconstructiva, terapia física, terapia ocupacional, trabajo social, consejería pastoral y terapia del habla.

También debemos trabajar en el desarrollo de metodologías para devolver el poder. Un método importante es que personas adiestradas le muestren al sobreviviente cómo negociar transacciones difíciles en su ambiente desde una posición de poder. Esto no significa hacer cosas por los sobrevivientes; más bien significa ayudar a los sobrevivientes a aprender a recuperar su poder.

Necesitamos prestar atención al significado que los sobrevivientes le adjudican a las experiencias a diferentes niveles sistémicos. Sabemos por medio de las obras de Victor Frankl, que los sobrevivientes que fueron capaces de encontrar significados en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial fueron capaces de sobrevivir. También sabemos que en África del Sur, los niños que fueron torturados, aquellos que eran líderes en el Congreso Nacional Africano y sabían exactamente lo que estaban haciendo y la ideología que los respaldaba estaban mejor preparados para rehabilitarse a sí mismos, que aquellos niños que solamente eran seguidores.

Uno de los más importantes aspectos del tratamiento es la convicción profunda de parte de todos los involucrados en el proceso es hacer su trabajo, no por caridad, sino por solidaridad. Eso significa que no sentimos pena por los sobrevivientes de la tortura. Hacemos esto porque sabemos que o sobrevivimos todos o nos hundimos todos.

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Traducido con la autorización del autor por: Isaura Alvarado, Miembro del Comité Directivo de la Cátedra UNESCO de Educación para la Paz, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras